El arte del suiseki es una práctica oriental (vinculada a otras como el zen, el ikebana o el bonsai) cuyo objetivo es la contemplación de las piedras. Esta práctica consiste en la recolección de pequeñas piedras o guijarros, no superiores a la palma de una mano, que evocan formas naturales, generalmente paisajes montañosos. La piedra se coloca sobre una base que realza su figura, llamada daiza (si es de madera), suiban (si es de cerámica) o doban (si es de bronce).
La contemplación de las piedras y la relajación que acompaña a esta experiencia, bajo una lectura política, supone un fiel reflejo de la configuración del paisaje que acompaña a sus poseedores.
En el momento en que un adoquín se lanza contra lo estático, emerge un volcán de vidrio. Su recorrido fluye como los salmones rió arriba, contra la corriente.
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( «Suiseki» (2019). Pavimento urbano y talla en madera. 30 x 10 x 10 cm.